El dios vientre
por JA Pérez
“…el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal.” (Filipenses 3:19).
He tenido la oportunidad de servir a Dios la mayor parte de mi vida, con más de treinta años predicando su palabra sostenidos por su gracia y favor.
Desde temprana edad aprendí lo que es “vivir por fe”… desde los días que era un joven evangelista itinerante y misionero. De cruzada en cruzada… de triunfo en triunfo.
Quizá muchos cristianos jóvenes no entiendan el concepto, pero en esos días, cuando Dios te llamaba a servirle, (especialmente a las misiones), dejabas todo; negocios, carreras… todo. Al estilo de aquellos pescadores que al ser llamados por Jesús dejaron sus redes… y le servían.
Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron. Mateo 4:18-20
En el seminario Bíblico enseñaban lo que es “vivir por fe”.
Quien había dejado todo por servir a Jesús, honoraba la palabra que respalda vivir del evangelio.
Como dice el Apóstol Pablo:
Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio. 1 Corintios 9:14
Los tiempos han cambiado
Recuerdo la tremenda experiencia de tener una necesidad en el ministerio, orábamos, y de pronto llegaba alguien con la respuesta en la mano.
Recuerdo específicamente una cruzada, en la que no habían entrado los fondos y se necesitaban miles de dólares para cubrir los gastos del evento. No le dijimos nada a nadie y decidimos confiar en Dios. Cuando menos lo esperábamos, una persona que no conocíamos se comunicó con nosotros y nos dijo que estaba orando y Dios había puesto en su corazón pagar todos los gastos del evento.
Sin embargo, hoy, vivimos una etapa muy diferente.
Nosotros rara vez hablamos de dinero.
Muy pocas veces hemos apelado a amigos por medio de las redes sociales, cartas o medios de comunicación, para que sean partícipes de la bendición de dar para un proyecto evangelístico.
Y esas pocas veces que lo hemos hecho, hemos sido grandemente atacados, recibiendo gran rechazo (no de los del mundo), pero de los amados hijos de Dios.
Hace poco, recibimos un correo electrónico de un amado Pastor, diciendo que si amábamos a Dios, deberíamos regalar todos los libros, en lugar de venderlos en Amazon.
Lo que no sabe el amado consiervo es que la regalías de los libros que he escrito, no van para el escritor, sino más bien van directamente a la labor humanitaria y misionera de la Asociación.
No sabe que:
En nuestros festivales, no se levanta ofrenda, todos los conciertos son gratis, no se pide dinero de las iglesias, los entrenamientos son gratis, y todo servicio social de asistencia a las familias es gratis.
Entonces… ¿Cual es el problema?
¿Por qué están tantas personas a la defensiva?
¿Por qué esta susceptibilidad en todo lo que tiene que ver con dinero?
Le he preguntado esto a Dios, y creo que la respuesta es clara. Permítame entregárselo en las próximas lineas.
El dinero es un “dios”, y ese dios tiene a sus seguidores atados (note que es dios con minúscula). En el momento que sienten que alguien los va a separar de su “dios”, se rebelan, se aíran, y rechazan dejarlo.
Lo más triste es que a medidas que nos acercamos al fin, esta adoración al dios dinero va en aumento.
- El incremento del materialismo en esta sociedad de consumo magnifica más a este dios, cada día que pasa.
- El crecimiento de la tecnología ha hipnotizado a esta generación… los cuales adoran cada nueva versión del juguetito (telefonito, aparatito) que “el dios de este siglo (2 Cor 4:4)” ha puesto en sus manos.
- La persona que se queja cuando un predicador recoge ofrenda, es la misma persona que está dispuesta a pagar por cada producto “juguetito” nuevo que sale al mercado.
Despierta y sal de la idolatría.
Creo que es hora de sonar la alarma, pues esta es la generación que al igual que la depravada Roma del tiempo de Pablo, ha cambiado “la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador…” (Rom 1:25)
“…tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres” (Rom 16:18).
y tristemente, ‘por solo pensar en lo terrenal’ su fin será perdición…
“…el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal.” (Filipenses 3:19).
Es interesante que Pablo no se refiere en este último texto a “los de afuera”, sino a ‘cristianos’, usando la frase “por ahí andan muchos (v.18)”, y ya en el verso 3 había dicho “guardaos de los malos obreros”.
El problema es la iglesia (no los de afuera).
En nuestra experiencia en las naciones, los de afuera (los que no conocen a Cristo) en realidad son los que más dispuestos han estado en la labor de dar y ayudar a aquellos que tienen necesidad.
Es triste decirlo, pero el derrumbe está dentro.
Sin embargo, tenemos la esperanza de que si regresamos de nuestros malos caminos. Si abandonamos al “dios vientre” y regresamos al Dios verdadero, Dios oirá desde los cielos.
“si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. 2 Crónicas 7:14”