Necesito que Ores por Mi por J.A.Pérez
Pedir oración no es una señal de debilidad.
En la teología moderna se ha hecho mucho énfasis en el “confesar positivo” de manera que si alguien menciona tener algún problema inmediatamente puede ser juzgado como “falta de fe”.
Oí a un famoso predicador decir “Mantén tu confesión… mientras mantengas la boca cerrada estas en victoria… una vez que confiesas tu problema, ya lo aceptaste y automáticamente cediste al diablo”.
Yo creo en guardar mi lengua. Dice la palabra que “en la legua está el poder de la vida y la muerte”(Prov 18:21). Como hijo de Dios, no es saludable andar confesando tus temores, sino más bien hablar vida y conforme a lo que está escrito.
Sin embargo, comunicar una necesidad a otro creyente NO es confesar negativo o confesar derrota, más bien es activar el poder de la oración en “un acuerdo”.
“Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Mt 18:19”
Un predicador también puede pedir oración
Pablo le pide a los hermanos en Tesalónica (en cada carta) que oren por él y su equipo.
- Hermanos, orad por nosotros. 1 Tes 5:25
- Por lo demás, hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del Señor corra y sea glorificada, así como lo fue entre vosotros 2 Tes 3:1
El escritor de Hebreos (posiblemente Pablo) pide oración.
- Orad por nosotros; pues confiamos en que tenemos buena conciencia, deseando conducirnos bien en todo. Heb 13:18
Pablo era un ministro de Cristo. Los ministros debemos aprender a pedir oración.
Muchos de nosotros (ministros) hemos tenido la culpa de hacer pensar a la gente que somos súper hombres. Es fácil dar la impresión de que somos súper espirituales y de mucha fe. A veces sucede que la gente exige tener a un súper hombre o súper mujer que los pastoree, una estrella.. alguien a quien puedan admirar, y en el momento que ese ministro muestre su humanidad, ahí terminará a admiración.
El complejo de John Wayne
Entonces por la presión externa o interna se crea el complejo.
Un amigo mío le llama a esto “el complejo de John Wayne”. Damos la apariencia de ser súper poderosos, súper felices, súper victoriosos y súper hombres (o súper mujeres).
La presión a guardar la apariencia (de súper hombres) nos puede aislar. El ministro puede llegar a ser una persona muy solitaria. No podrá pedir ayuda aunque tenga necesidad, pues esto le puede costar su ministerio.
He visto hombres de Dios, muy dañados y muy solitarios.
Esto es triste y debemos pararlo de una vez.
Compañeros de oración
Entiendo que hay asuntos que son confidenciales, pero como ministros es saludable que tengamos personas a quien podamos confiar nuestras necesidades de oración. A esto yo le llamo “compañeros de oración”. De la misma manera que el profeta Daniel, tenía tres amigos con quien compartía toda necesidad de oración.
“Luego se fue Daniel a su casa e hizo saber lo que había a Ananías, Misael y Azarías, sus compañeros, para que pidiesen misericordias del Dios del cielo… Daniel 2:17,18”
Necesitamos personas así en nuestra vida.
Y luego, existen necesidades que son comunes a todo ser humano, y pedir oración en la congregación y a aquellos que te apoyan en el ministerio es completamente bíblico y saludable.
Ore por mi
Yo pido oración. A nuestros colaboradores y amigos les digo necesidades especificas que el equipo evangelístico y yo tenemos. Hablo de mis luchas, retos y necesidades de oración. De la misma manera que oro por todos ellos, también dejo que ellos oren por mi.
Yo te insto a ti que estás en el ministerio, que en lugar de preocuparte por guardar la apariencia de súper hombre o súper mujer, que seas humano y reconozcas que aunque hay un tesoro en ti (el don que Dios te dio) siempre serás un vaso de barro (que se puede romper) y deja que otros oren por ti y contigo, para que la excelencia sea de Dios y no tuya.
Otra vez, te pido que ores por mi… necesito tu oración.