Por la gracia de Dios, he podido escribir varios libros y manuales de entrenamiento que hemos usado en Latinoamérica para equipar a miles de creyentes para la obra del ministerio.
Estos han sido de edificación para muchos y diariamente recibimos testimonios de lo que el Señor está haciendo por medio de esta literatura.
Sin embargo, con frecuencia recibimos la crítica en la redes de creyentes a quienes sus pastores les enseñan que sólo deben leer la Biblia y desechar todo otro libro.
¿Es esto correcto?
¿Es bíblico?
Mi primera respuesta es con otra pregunta. Cuando usted fue a la escuela primaria y secundaria, para las clases que recibió en matemáticas, historia, ciencias, ¿usó libros?, o ¿le enseñaron a sumar y restar con la Biblia?
Y si estudió una carrera, sea arquitectura, medicina o dibujo técnico, ¿usó como libro de texto la Biblia?
No amados.
Los libros son una herramienta útil para comunicar las buenas nuevas de la misma manera que lo puede ser la radio, el púlpito o cualquier otro medio —incluyendo electrónico.
Pablo tenía amor por la lectura y no sólo leía las escrituras.
Si estudia la vida del apóstol Pablo, se dará cuenta que tenía mucho conocimiento sobre las artes, leyes civiles, costumbres de diferentes culturas, e idiomas.
¿Cómo aprendió todo esto?
Pablo era un estudioso y leía mucho.
En una ocasión le dice a Timoteo:
“Cuando vengas, trae la capa que dejé en Troas con Carpo, y los libros, especialmente los pergaminos” 2 Timoteo 4:13
Claramente, la Biblia es el libro principal y más importante en nuestra lectura. Es el único libro inspirado por Dios.
Pero Dios estableció maestros en la Iglesia, y estos han escrito comentarios bíblicos, ideas, sermones, estudios desde el primer siglo de la Iglesia.
También hoy en día hay buenos escritores que Dios usa para explicarnos y aclararnos cosas que a veces son difíciles de entender. Algunos tienen la habilidad de tomar verdades profundas y explicarlas de manera fácil y que todos puedan entender.