Necesitamos orar mientras avanzamos en la causa de Evangelismo Global… Dios está buscando gente comprometida con la labor misionera….
Ese compromiso puede operar en dos niveles.
Los que vamos.
Muchos de nosotros vamos al campo misionero y lo hemos hecho por años a un alto precio. Para responder al llamado nuestra lista de prioridades ha debido estar muy clara. Ninguna otra cosa debe atraernos más que las misiones. Estas cosas pueden ser:
- Una próspera carrera con un prometedor futuro económico.
- Un estable y creciente negocio que promete estabilidad a la familia.
- Una gruesa cuenta de retiro que asegurará estabilidad y cuidado médico en nuestra vejes.
- La comodidad de un hogar con rica comida y aguan caliente en la ducha, con todos los electrónicos y juguetes que nos saquen del diario aburrimiento.
- La comprensión y aceptación de todos aquellos que nos rodean y están en contra de nuestro llamado misionero (pues dicen que se preocupan por nuestro bien, pero la realidad es que ya ellos han negado a Dios y se sentirán mejor si nosotros hacemos lo mismo).
Los que nos envían.
Este es un grupo especial de personas. Quizá no prediquen, o su llamado específico es apoyar financieramente al que va.
Todos hemos sido llamados a participar en la gran comisión. El que envía y el que va son una misma cosa. Lo que es peligros es no estar en uno de estos dos grupos.
Porque conforme a la parte del que desciende a la batalla, así ha de ser la parte del que queda con el bagaje; les tocará parte igual. 1 Samuel 30:24
El que envía también debe negarse a sí mismo. Tendrá que desprenderse de algunos gustos y ordenar su lista de prioridades para poder cumplir con su llamado de enviar a alguien.
Ninguna otra cosa debe atraernos más que apoyar el trabajo misioneros. Estas cosas pueden ser:
Salir a comer en restaurantes caros.
Meternos en una deuda para un auto lujoso que no es necesario pero afirma nuestro status social.
Gastar nuestro dinero en placeres y cosas temporales.
Gastar nuestro dinero en cada nuevo artículo de moda, ya sea ropa, zapatos o cosas que serán caras porque están a la moda o son de marca, pero a la larga no son realmente necesarias.
Pueden ser muchas las cosas que tomen nuestra prioridad en esta sociedad de consumo en que vivimos, por eso el que está llamado a apoyar el trabajo misionero, deberá tener sus prioridades bien en claro.
Para ir a las misiones o apoyar financieramente la causa misionera, necesitamos negarnos a nosotros mismos – Mientras nuestros intereses y gustos vengan primero, seremos inútiles respecto a la comisión…
Recalcar un mensaje de compromiso no es popular en una sociedad donde aún las iglesias han tenido que enfocar sus mensajes a lo que la gente quiere. Mensajes como:
- Hacerlos sentir bien consigo mismos.
- Crearles una imagen positiva de sí mismos.
- Enseñarles a como triunfar y ser personas de influencia.
- Enseñarles a cómo ser felices.
- Involucrarlos en un programa de recuperación que nunca termina y continúa visitando el pasado y centrándolos en ellos mismos.
Estas cosas pudieran todas ser buenas, pero ninguna habla de compromiso.
El creyente ha llegado a pensar que ELLOS son el centro del Evangelio y que la Iglesia fue puesta para proveer sus antojos de consumo.
La realidad es que millones mueren sin Cristo diariamente en las naciones. Millones mueren de hambre. Los pueblos están consumidos en su pobreza y falta de esperanza.
Es egoísta seguir viviendo de esta manera. Debemos tomar responsabilidad, después de todo, la comisión no es una opción. Es un llamado, y ese llamado es para toda la Iglesia del Señor.
Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. Marcos 16:15
Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo Mateo 28:19
Despierta Iglesia. Regresemos al llamado principal.
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