Cuando yo era pequeño, cada vez que hacía una travesura, mis parientes me decían, “Dios te va a castigar”. Así crecí con una conciencia de “expectación de castigo”… viendo a Dios como un verdugo, listo para castigarme en cada desobediencia (grande o pequeña).
Al conocer su gracia, entendí que ya todo el castigo que mis pecados merecen fue vertido sobre Jesucristo. EL llevó nuestro castigo.
Dice Romanos 3:24 que Cristo Jesús “nos liberó del castigo de nuestros pecados”(NTV).
Juan dice en su primera epístola que “Si tenemos miedo es por temor al castigo 1 Jn 4:18(NTV)”
Para tener una conciencia limpia y andar sin temor debemos entender que el sacrificio de Cristo en la Cruz fue suficiente.